Las abuelitas y el video-juego
Hoy nos llega esta noticia de la agencia de prensa Reuters –llegó en alemán, por eso la demora pues tuve que llamar a John Wilkins en la oficina de enfrente para que la tradujera-. La noticia en sí no es demasiado alarmante.
Una anciana fue asesinada por su nieto de nueve años.
Hace dos meses la madre del gerontocida le regaló al niño un juego de play station titulado Hunting Monsters, que ya el consejo ecuménico de iglesias norteamericanas, inglesas e irlandesas había seleccionado como el más satánico del año: compitió con el Rollings Nigers y el Kill the Chicano. Les ganó por amplia mayoría.
El juego consiste en la posibilidad de una invasión de criaturas alienígenas bajo la forma de nuestros familiares y al ganar los niveles más difíciles el juego obsequia una conexión –por supuesto ficticia, tan solo aparece en la pantalla- para que el jugador conecte a los monstruos que desea eliminar.
El infante germano se las ingenió para bajar una extensión del cable de electricidad principal de su casa y esconderlo en la lavadora. Inmediatamente encendió el juego y se sentó a esperar. La corriente común en Alemania es 220 V.
Tres días después encontraron a la anciana quien felizmente se ahorró los gastos del crematorio. Sus cenizas fueron arrojadas al Rihn.
Pero la mano del Señor hizo justicia. Manipuló los controles de su play station celeste y en Alemania salió a la luz un juego titulado Machaca al Ario Enano.
La talla del asesino no sobrepasa el metro cincuenta.
La pistola Luger cabía a la perfección en la bolsa de su compañero de aula.